El camino interior de Cata Pulido: Del duelo a la sanación
Conocida por su personalidad directa y una autenticidad que no deja a nadie indiferente, Catalina Pulido mostró una faceta pocas veces vista en una íntima conversación con Pedro Engel. En un espacio de vulnerabilidad y conexión, la actriz abrió su corazón para hablar de su camino espiritual, su particular visión de la muerte y la profunda conexión que mantiene con sus seres queridos que ya partieron, especialmente su hijo Sasha.
El Vínculo Eterno y un Tatuaje como Testimonio
El diálogo tomó un giro profundo cuando la médium y sanadora Paola Pereira, invitada al programa, canalizó la energía de Cata, describiéndola como un “hada”, un ser de luz que, a pesar de las tormentas, siempre sigue sonriendo. Esta descripción resonó inmediatamente en Pulido, quien confesó tener una conexión muy especial con las hadas desde niña.
Este portal espiritual se abrió para hablar de la muerte, un tema que Cata aborda con una serenidad sorprendente. Lejos de verlo como un final trágico, lo percibe como una transición. “Yo siento que, ellos van y vienen”, afirmó con convicción al referirse a su hijo y a su hermano fallecidos. Para ella, no están en un plano lejano e inaccesible, sino que su presencia es constante.
El testimonio más visible de este lazo inquebrantable está grabado en su piel. Cata mostró con orgullo el tatuaje en su brazo: los penetrantes ojos de su hijo Sasha junto a su nombre escrito en sánscrito. Un homenaje permanente que simboliza que, aunque no es
té físicamente, su mirada la acompaña siempre. “Él era un hombre muy evolucionado”, comentó con una mezcla de amor y orgullo maternal, revelando que ahora entiende por qué un alma tan especial la eligió como madre.
Una Guerrera Vikinga que Transforma el Dolor en Luz
Lejos de quedarse anclada en el sufrimiento, Cata Pulido ha desarrollado una filosofía de vida práctica y resiliente para enfrentar el duelo. “No me quedo pegada en lo dramático ni en el dolor”, explicó. Su enfoque es vivir el presente y quedarse con lo positivo y la alegría de las cosas simples, como bailar o disfrutar de la naturaleza. Este desapego del dolor no nace de la frialdad, sino de una profunda comprensión espiritual.
Su visión sobre la muerte se nutre de la creencia de que sus seres queridos “están mucho mejor que nosotros” y que todos vamos hacia el mismo destino.
Esta fortaleza tiene raíces profundas, ligadas a sus ancestros nórdicos. “Soy como un corsario y una vikinga”, afirmó, reconociendo su espíritu guerrero y peleador. Sin embargo, esta “sombra”, como la llamó Pedro Engel, es una parte de ella que ha aprendido a aceptar y con la que convive en armonía. Es la misma fuerza que le permite no derrumbarse y, en cambio, transformarse.
“Siento que volví a mi esencia”, concluyó Cata, resumiendo un viaje de reencuentro personal donde el dolor más profundo se ha convertido en una fuente de luz, sabiduría y una inquebrantable conexión con otros planos.
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